Questa imaginar que este objeto sirva para cortar, sin embargo, al recorrer el hemiciclo de su punta mi dedo ha sangrado. Los naturales del lugar le dicen tumi a lo que nuestras gentes llaman cuchillo. Los hay en variados metales, pero los más llamativos son los de oro. Y no solo de oro. 
En su empuñadura hay repujados el cuerpo de un rey de ellos, con los atributos de uso habitual en estas tierras: una corona en forma de medialuna con incrustaciones de pedrerías verdeturquesas, rojas, negras, blancas y ornamentada crestería de volutas, círculos y demás fantasías en las orejas, brazos y pieses. 
Algunos dicen que es Naylamp que, según sus credulidades, ha llegado por mar a estas costas a bordo de unas canoas construidas en totoras todas. Vino de muy lejos a fundar un reino. Este tal Naylamp es de gesto horrendo o tal vez sean estragos de su longevidad, pues era inmortal, casi divino.
Estas cuchillas así de antiguas son, pero los actuales reyes del incanato las siguen usando para degollar a infelices que desparramen su sangre y rieguen la tierra que es la garganta por la que beben estos dioses impiadosos. ¶